El chiste de compartir el buen humor en el trabajo Promover un buen ambiente laboral incentiva la productividad pero puede convertirse en un arma de doble filo para la imagen de un profesional.

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Muchas son las filosofías que a lo largo y ancho del mundo nos invitan a reír. Bien dice un proverbio japonés que "el tiempo que uno pasa riendo es el tiempo que se pasa con los dioses" y aunque mantener el buen humor en el trabajo es clave para alcanzar la realización personal, también es una regla de etiqueta que debe manejarse cuidadosamente en la oficina.

Aunque promover un buen clima laboral es fundamental para incentivar la productividad en el trabajo y, de hecho, se calcula que las empresas con empleados satisfechos son un 33% más eficientes hay ciertas reglas para usar el buen humor en nuestra área laboral y no caer en uno de los comportamientos que nunca debemos tener en el trabajo.

En Jobomas te compartimos algunos consejos para contagiar el buen ánimo entre tus colegas sin caer en actitudes que puedan ofender a alguien o dañar tu imagen como profesional.

 

#1. Conoce a tus colegas

Antes de hacer cualquier comentario en tono de broma, mide la tolerancia de tu audiencia. No todos tenemos las mismas perspectivas ni nos hacen gracia las mismas cosas; e hecho de que algunos colegas se rían y lo tomen en el buen sentido, no significa que todos lo harán. Piensa muy bien si tus palabras pueden herir, ofender, molestar a alguien o si podrán ser mal interpretadas. Recuerda que el costo de un mal chiste puede ser altísimo para tu carrera y tu imagen profesional así que jamás hagas una broma pesada.

 

#2. Busca el momento adecuado

Hay momentos y lugares para ser espontáneos pero, siempre hay que cuidar las circunstancias bajo las cuales se hacen comentarios para motivar el buen humor. Por ejemplo, está bien ser graciosos al principio de una reunión para romper el hielo o justo antes de salir al descanso para liberar la tensión pero es inaceptable cuando interfiere con el ritmo de trabajo de alguien más o cuando la situación demanda atención del resto como podría ser el transcurso de una junta o la realización de una tarea que requiere concentración. El respeto a las actividades de los demás es prioritario.

 

#3. No lo fuerces

La risa no es para todos. Hay algunos perfiles profesionales más rígidos que no reciben bien las bromas y prefieren un ritmo de trabajo más silencioso, sereno o ceremonioso. Mide la reacción de tus palabras y si no estás cayendo bien, detente de inmediato. La risa debe ser un acto espontáneo y honesto pero si se fuerza, puede resultar contraproducente y dañar por completo tu imagen.

 

Independientemente de compartir con otros el buen ánimo en la oficina, promueve dentro de ti mismo actitudes que te ayuden a mantenerte motivado y satisfecho con tu trabajo pero sobre todo, recuerda lo importante que es mantener una buena actitud en los momentos de adversidad.

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